Estrategias de inversión

Existen multitud de estrategias de inversión, y creo que ninguna de ellas es la ideal para todo el mundo. Cada una tiene sus ventajas y sus desventajas, sus riesgos y sus objetivos de rentabilidad. Cada inversor debe elegir la estrategia o estrategias que mejor se adapten a sus necesidades, deseos y filosofía de vida, dependiendo de múltiples factores. No hay por qué elegir una única estrategia, pueden combinarse varias de las presentadas aquí o en cualquier otro lugar.


En primer lugar hay que distinguir entre estilos de inversión y estrategias de inversión. El estilo de inversión lo podríamos asociar al tipo de coche y la estrategia de inversión al modelo concreto de coche. Cuando alguien quiere comprar un coche primero debe decidir si compra un monovolúmen, un descapotable, una berlina, etc. Esto sería el equivalente a elegir el estilo de inversión. Si decide que lo quiere es un descapotable entonces el siguiente paso es decantarse por un Mercedes SLK, un Porsche Boxster, un BMW Z4, etc. Esto sería el equivalente a la estrategia de inversión. Y, al igual que sucede con los coches, es bueno que cada inversor personalice y ajuste la estrategia elegida a sus necesidades y objetivos de la misma manera que se elige un motor concreto de SLK, por ejemplo, con determinados extras, colores, etc.


Algunos de los estilos de inversión más conocidos son:

      Inversión de valor
      Inversión de crecimiento
      Obtención de rentas
      Momentum
      Comprar mercado
      Empresas cíclicas
      Empresas en reestructuración
      Inversión sectorial



Cuando se utilizan varias estrategias es recomendable tener una cuenta de valores para cada una de forma que queden claramente separadas y se puedan seguir y analizar los resultados de cada una de ellas. En ningún caso debe traspasarse dinero de las estrategias que dan buen resultado a las que dan mal resultado para cubrir pérdidas.


Aspectos a tener en cuenta al diseñar o elegir una estrategia de inversión
Estrategias sencillas
      Comprar un índice amplio a intervalos regulares de tiempo
      Comprar una cartera representativa de un índice a intervalos regulares de tiempo
Estrategias intermedias
      Comprar una cartera representativa de un índice mediante compras discrecionales
      Comprar un índice amplio mediante compras discrecionales y mantener indefinidamente
      Comprar un índice amplio mediante compras discrecionales y vender en algún momento
      Formar una cartera de valores a largo plazo con compras a intervalos regulares de tiempo
      Los perros del Dow (Dogs of the Dow)
      Comprar en cracks y mantener indefinidamente
      Comprar en cracks y vender a medio plazo
Estrategias elaboradas
      Formar una cartera de valores a largo plazo mediante compras discrecionales
      Vender puts y call sistemáticamente
      Compra y venta a medio plazo
      Comprar a medio plazo y vender call
      Invertir en empresas pequeñas (Small Caps)
      Invertir en empresas cíclicas
      Invertir en sectores mediante índices
      Invertir en sectores a través de carteras de valores
Estrategias en renta fija
      Cómo elegir el plazo
      Renta fija en divisas de países desarrollados
      Renta fija de países emergentes
      Bonos del Estado vs. bonos de grandes empresas
      Bonos de alta rentabilidad
      Invertir en bonos basura





Inversión de valor


Este sistema es muy utilizado por los grandes inversores, como los fondos de capital riesgo. También es utilizado por los bancos de negocios para valorar empresas en operaciones como fusiones, OPA’s, OPV’s, etc.

Básicamente trata de determinar la calidad y la cantidad de los recursos de una empresa, así como su potencial de generación de riqueza a largo plazo utilizando esos recursos. Intenta valorar el negocio de la empresa, no el precio futuro de sus acciones en el mercado de valores. Ignora los factores macroeconómicos como PIB, tipos de interés, etc. Podría decirse que trata de determinar el valor que tendría la empresa si alguien lanzara una OPA sobre ella. Cuando se controla el 100% de una empresa se tienen muchas más opciones de las que tiene un inversor minoritario, como decidir la redistribución de los activos de la empresa, fusionarla con otras, dividirla en varias empresas más pequeñas, cambiar la actividad de la empresa, etc. La prima de control sobre el precio de mercado que se paga al realizar una OPA se debe a todas estas razones.

Un pequeño inversor también puede utilizar este estilo de inversión. Para ello es necesario tener conocimientos del negocio de la empresa, contabilidad, legislación, etc. El objetivo es tener una cartera formada por empresas de alta calidad y bien financiadas, compradas a un precio barato desde el punto de vista fundamental. Las posiciones normalmente se mantienen durante muchos años. Suele venderse en caso de que los fundamentales de la empresa sufran un perjuicio permanente, se reciba una OPA o la empresa esté sobrevalorada, aunque la inversión de valor es mejor detectando empresas infravaloradas que sobrevaloradas. Resumiendo mucho se podría decir que la inversión de valor busca comprar empresas por bastante menos dinero del que valen y esperar a que el mercado les reconozca ese valor. Para ello hay que distinguir perfectamente entre valor y precio.

El inversor más conocido a nivel mundial de los que siguen este estilo de inversión es Warren Buffet.




Inversión de crecimiento


Consiste en invertir en las llamadas “empresas de crecimiento”. Se llaman así porque sus beneficios crecen, o se espera que crezcan, a una tasa muy superior a la del conjunto del mercado. Un ejemplo típico serían las empresas de restauración (McDonalds en Estados Unidos, Telepizza en España, etc.) en sus primeras fases de expansión. Supongamos 2 empresas, A y B. Ambas tienen un beneficio por acción de 1$. La empresa A es una empresa sólida de un sector maduro. Su riesgo es muy bajo y sus beneficios crecen a una media del 10% anual. La empresa B es una empresa de crecimiento, de alto riesgo y cuyos beneficios crecen a una media del 25% anual. El primer año la empresa A cotiza con un PER de 15 y la empresa B cotiza con un PER de 25, ya que se espera que sus beneficios crezcan a un ritmo superior en el futuro. En los siguientes 10 años ambas mantienen sus crecimientos del 10% y el 25% y en el mercado siguen cotizando con la mismas tasas de PER (15 y 25). Al cabo de esos 10 años la empresa A tendrá un beneficio por acción de 2,59 $ (1 * 1,10^10) y la empresa B tendrá un beneficio por acción de 9,31 $ (1 * 1,25^10).

El primer año, y atendiendo únicamente al PER, la empresa de crecimiento B aparentemente estaba mucho más cara que la acción A. Pero al cabo de 10 años, y debido a la impresionante marcha de sus beneficios, lo que parecía caro en un principio resultó ser “un chollo”. La acción A ha tenido un buen comportamiento, pero la B la ha superado por un amplísimo margen. Incluso aunque al cabo de 10 años la empresa B estuviese llegando a su madurez y a partir de ese momento se descontase un crecimiento similar a la empresa A, y por tanto se pagase por ella el mismo PER, 15 en este caso, su cotización sería 139,65$ (15 x 9,31).
La dificultad de este estilo de inversión está en las probabilidades de que la empresa mantenga su ritmo de crecimiento de beneficios. La empresa A (piénsese en un banco comercial, una eléctrica, una concesionaria de autopistas, etc.) tiene muchas probabilidades de responder a las expectativas. Podría crecer al 10%, al 12% o al 6% pero las posibilidades de ganar dinero son muy altas, aunque a priori sea imposible determinar si la próxima década va a ser muy buena (12% de crecimiento) o simplemente aceptable (6%). Sin embargo las probabilidades de que una empresa de crecimiento cumpla con lo previsto son mucho más bajas. Mientras algunas lo consiguen (e incluso superan lo previsto) otras se encuentran con que al cabo de unos años no sólo no han crecido al ritmo previsto sino que su beneficio por acción ha bajado, por ejemplo de 1$ a 0,50$. En ese caso lo más probable es que el mercado deje de considerarlas empresas de crecimiento y pasen a ser empresas en dificultades, por lo que si en el mercado sus acciones se pagaran a un PER de 8, por ejemplo, su cotización sería de 4$ (8 x 0,50). En este caso el descalabro es enorme, al pasar de 25$ a 4$. En casos extremos, aunque ni mucho menos imposibles, la empresa puede quebrar y desaparecer.
Por tanto es imprescindible tener un gran conocimiento de las empresas y los sectores en los que se invierte. Igualmente hay que realizar un seguimiento mucho más cercano y exhaustivo de lo habitual de los resultados que vayan publicando las empresas trimestre a trimestre, con la idea de salirse lo antes posible cuando la empresa empiece a dejar de cumplir con lo que se esperaba de ella. En cualquier caso, y por muy bueno que sea el inversor, hay que estar preparado para vender algunos de los valores que se tengan en cartera aceptando perder una parte de la inversión inicial. Esto no es fácil de aceptar psicológicamente, pero es prácticamente imposible acertar el 100% de las ocasiones.

En caso de tener éxito con este estilo de inversión la revalorización del capital será muy superior a la estrategia de comprar y mantener valores sólidos, por ejemplo. Aquí el dividendo tiene muy poca o ninguna importancia, ya que habitualmente estas empresas no reparten dividendo, debido a que invierten todos sus beneficios en el futuro crecimiento de la empresa. Por eso este estilo de inversión no es válido para aquél que desee obtener una renta de forma regular.
Uno de los máximos exponentes de esta estrategia es Peter Lynch.



Obtención de rentas


El objetivo principal del inversor es la obtención de una renta estable que aumente a ritmos superiores a la inflación para ganar poder adquisitivo. Este tipo de inversión es bastante parecida a la de inversión de valor pero ambas tienen sus diferencias.

Ambos estilos de inversión estudian el balance y la cuenta de resultados de las empresas y buscan comprar empresas cuyo precio esté por debajo de su valor.
Una de las diferencias es que la inversión de valor da preferencia al balance y la obtención de rentas da preferencia a la cuenta de resultados. Es decir, la inversión de valor se fija más en el valor presente de la empresa y la obtención de rentas se centra más en la capacidad de esa empresa para aumentar su beneficio por acción (BPA) y su dividendo en el futuro. Esto no quiere decir que la obtención de rentas no tenga en consideración el valor presente de la empresa ni que la inversión de valor ignore la capacidad de la empresa de incrementar sus beneficios y dividendos en el futuro.

Otra de las diferencias, derivada de la anterior, es que la inversión de valor tiene como objetivo principal la revalorización del capital, mientras que la obtención de rentas tiene como objetivo principal el aumento de dicha renta con la mayor solidez y estabilidad posible. Por descontado que la inversión de valor cree preferible que las rentas aumenten a que no lo hagan y que la obtención de rentas desea que su capital se revalorice, pero lo que en uno de los estilos es el objetivo principal en el otro es el objetivo secundario, y viceversa.

La inversión de valor puede invertir en empresas que no repartan dividendo. La obtención de rentas, por razones obvias, siempre busca empresas que repartan dividendo. El aumento de los beneficios y dividendos de una empresa por un lado y el aumento de la cotización de sus acciones por el otro van de la mano en el muy largo plazo, pero no siempre lo hacen en el corto y medio plazo. Si una empresa aumenta sus beneficios y dividendos año tras año la cotización lo acabará reflejando antes o después, aunque a veces tarde años en hacerlo.

En la obtención de rentas no hay que mirar sólo al pasado de la empresa, sino que también hay que valorar la capacidad que tiene dicha empresa para continuar aumentando sus beneficios y dividendos en el futuro. Una empresa con una rentabilidad por dividendo muy alta en el presente pero con unas perspectivas poco claras sobre su futuro no es apta para este tipo de inversión.




Momemtum


En este estilo de inversión se compran los valores más de moda , los que suben más rapidamente en cada momento. Para ello se utiliza el análisis técnico, las velas japonesas, el seguimiento de los flujos de dinero, etc. Los fundamentales de la empresa, dividendos, balances, etc. no son útiles en este caso. Aunque las posiciones pueden mantenerse durante semanas o meses hay que hacer un seguimiento constante de la cotización, ya que es imprescindible entrar y salir con mucha rapidez. Está más cerca del trading que de la inversión.

Un ejemplo reciente podrían ser las empresas tecnológicas a finales de los 90. En aquella burbuja se pudieron obtener rentabilidades espectaculares durante la subida (y también durante la bajada utilizando posiciones cortas).

En una burbuja de este tipo se podrían diferenciar dos actitudes encontradas.
Por una lado están aquellos inversores que detectan la burbuja y no entran en ese mercado, permaneciendo en renta fija o invirtiendo en empresas de otros sectores que no se ven afectadas por la burbuja
Por otro lado están los inversores que deciden entrar en la burbuja, la mayoría de ellos de forma inconsciente. En estos casos, los que no saben que en el mercado se está produciendo una burbuja, las posibilidades de perder grandes cantidades de dinero son altísimas. Pero el caso que nos interesa para ilustrar este estilo de inversión (Momentum) son los inversores que sí saben que se están metiendo en una burbuja y lo hacen conscientemente buscando altísimas rentabilidades. Este grupo de inversores, muy reducido en comparación con el conjunto de inversores que forman la burbuja, tiene un trabajo extremadamente difícil para conseguir ganar dinero y retenerlo una vez que pase la burbuja. La gran dificultad está en saber salir a tiempo, antes de que estalle la burbuja y los beneficios que se habían obtenido desaparezcan.

El caso de las burbujas es un ejemplo extremo de este estilo de inversión. Este estilo de inversión no consiste solamente en invertir en burbujas pero es un caso bastante ilustrativo. Normalmente en el mercado siempre hay unas empresas o sectores que tendrán un mejor comportamiento que los demás en el futuro cercano, y eso es lo que intenta detectar esta forma de invertir. La dificultad no está sólo en detectar esos valores o sectores, que de por sí es algo muy difícil, sino también, como ya se ha comentado, en saber salir a tiempo y con rapidez, ya que en estas situaciones las ganacias potenciales pueden desaparecer con mucha rapidez.





Comprar mercado


El inversor no analiza empresas de forma individual sino países o continentes enteros.
Si utiliza el análisis técnico o las velas japonesas la única diferencia es que estudiará el gráfico de un índice en lugar del de una empresa.

Si utiliza el análisis fundamental no estudiará los balances y cuentas de resultados de las empresas sino la macroeconomía.

Como en cualquier otro tipo de inversión es preferible combinar todas estas herramientas.
La principal ventaja es que se evita el riesgo de tener una pérdida importante por haber invertido en empresas que quiebren o tengan un comportamiento especialmente malo.
La desventaja es que se renuncia a invertir preferentemente en empresas que se comporten mejor que la media.

Al invertir en un índice bursátil realmente se está invirtiendo en todas las empresas que componen dicho índice, las buenas y las malas. La diversificación que da el índice hace que el comportamiento de las malas no perjudique seriamente a la cartera a cambio de renunciar a tener una rentabilidad superior a la del mercado en caso de haber formado una cartera con algunas de las mejores empresas de dicho índice.
La principal razón para utilizar este estilo de inversión es reducir el riesgo a la vez que se obtiene una rentabilidad similar (normalmente algo inferior por las comisiones de los fondos de inversión o los ETF's) a la media del mercado.




Empresas cíclicas


Los valores cíclicos no son una buena opción para la inversión a largo plazo (entendida como ”comprar y mantener”) porque su historial de beneficios está lleno de grandes subidas y bajadas. Es relativamente normal que una empresa cíclica gane la misma cantidad de dinero en la actualidad que hace 10 ó 20 años, tan normal como que de un año para otro multiplique sus beneficios por 4 para después perder dinero dos años más tarde. Debido a esto sus dividendos, en general, sufren los mismos altibajos que los beneficios.
En los malos momentos las cotizaciones sufren auténticos desplomes. Sin embargo durante la parte buena del ciclo sus cotizaciones suben mucho más que las de las empresas sólidas. Cuando se invierte en empresas cíclicas el objetivo es acercarse lo máximo posible a comprar en la parte baja del ciclo y vender en la parte alta. Para ello hay que conocer muy bien el sector al que pertenece la empresa desde el punto de vista fundamental y/o utilizar el análisis técnico y las velas japonesas.

Por muy bien que se dominen cualquiera de estas técnicas siempre hay que preveer que podamos estar equivocados, por lo que es necesario establecer una estrategia para salir en caso de que las cosas no marchen como esperamos. Si se entró por los fundamentales de la empresa podría salirse cuando dichos fundamentales se deterioren gravemente, o más allá de lo que habíamos previsto. Si se entró por análisis técnico debe establecerse un stop-loss basado en la cotización. Los sectores cíclicos más típicos son aerolíneas, fabricantes de automóviles, acereras, papeleras, y empresas relacionadas con las materias primas en general.



Empresas en reestructuración


Consiste en invertir en empresas que atraviesan por malos momentos debido a la mala marcha del negocio, pleitos, catástrofes naturales, etc. En estas situaciones el balance y la cuenta de resultados están muy deteriorados, por lo que la cotización llega a niveles muy bajos. En muchas ocasiones la empresa corre un riesgo alto de desaparecer.

El análisis técnico, las velas japonesas y el análisis fundamental no sólo no son excluyentes sino que es preferible combinarlos, especialmente en este tipo de situaciones porque en estas circunstancias es habitual que muchos inversores toman decisiones irracionales, tanto al alza, provocando fuertes rebotes en empresas que están prácticamente abocadas a la desaparición, como a la baja, vendiendo a cualquier precio las acciones de empresas que tienen problemas pero es muy improbable que lleguen a desaparecer.
Es imprescindible seguir muy de cerca las soluciones adoptadas para reflotar la empresa, ya que en ocasiones se da entrada a nuevos socios que aportan capital pero a cambio de diluir la participación de los antigüos accionistas en la empresa. Puede darse el caso de que ese nuevo capital reflote la empresa y esta vuelva a obtener beneficios pero sin embargo el valor de las antigüas acciones quede reducido en mayor o menor medida, llegando incluso a cero.

En la inversión de valor se compran empresas cuyo valor es muy superior a su cotización y se espera a que el mercado reconozca ese valor. En las empresas en reestructuración es diferente; se compra algo que está muy mal pero que, en opinión de los inversores que compran esas acciones, tiene posibilidades de incrementar su valor mediante transformaciones en sus activos, planes de actuación especiales, cambio radical de la actividad de la empresa, etc. En realidad las reestructuraciones son un caso específico, bastante más arriesgado de lo habitual, de la inversión de valor.

En caso de que la inversión resulte un éxito las revalorizaciones suelen ser mucho mayores que la media del mercado, y las posiciones normalmente se mantienen durante años, ya que a una empresa no se le “da la vuelta” en dos días.

En muchas ocasiones la cotización de estas empresas puede evolucionar de forma muy distinta al conjunto del mercado, pudiendo tener grandes revalorizaciones mientras el mercado cae si los planes de la empresa tienen éxito o fuertes caídas mientras el mercado se revaloriza de forma importante si la empresa no consigue salir de su crítica situación.

Los ejemplos son infinitos pero por citar unos pocos; una empresa de fabricación de volantes que se reconvierte en fabricante de neveras, una industria que se reconvierte en inmobiliaria aprovechando los terrenos de sus fábricas, etc. NOKIA, por ejemplo, empezó siendo una papelera en 1865 y ha tranformado su negocio en varias ocasiones hasta la actualidad.
Este tipo de inversiones tienen un riesgo muy alto.



Inversión sectorial


En este caso el inversor invierte en un sector en su conjunto, bien a través de un fondo de inversión, un ETF o comprando una cartera de acciones de todas las empresas del sector, o al menos las más representativas, según el caso.

Para ello debe analizarse el sector en su conjunto, tratando las principales variables que afecten al comportamiento de ese sector si se utiliza el análisis fundamental o analizando los gráficos en caso de utilizar el análisis técnico o las velas japonesas. Siempre es posible y deseable combinar todas estas herramientas.
Si se utiliza el análisis técnico o las velas japonesas el estudio consiste en analizar los gráficos correspondientes al índice sectorial en cuestión igual que se haría con el gráfico de una empresa, una materia prima, etc.

Desde el punto de vista fundamental el objetivo es determinar si la actividad de ese sector va a tener una buena evolución en el futuro o no analizando el conjunto del sector, no las empresas que lo componen de forma individual.

Por ejemplo, si se trata del sector petrolífero se estudia la capacidad de extracción actual y presente en el mundo, las expectativas de consumo de petróleo en el futuro, la capacidad instalada de las refinerías (si hay excesiva capacidad o no, los costes de aumentarla, etc.), los márgenes de refino, etc.
En el sector de la construcción se estudiaría la evolución de la producción de cemento, los planes de infraestructuras del país, las necesidades de viviendas, oficinas, autopistas, etc.

Después de estos estudios se extrae la conclusión de que los próximos años van a ser buenos para el sector petrolero, el constructor, eléctrico, asegurador, etc. pero el inversor no quiere invertir solamente en una empresa o unas pocas porque no sabe cuál de todas las empresas del sector va a obtener más beneficios de esa situación. Por eso se compran todas las empresas del sector, o una buena representación de ellas, a través de un fondo, ETF o cartera de acciones.

En esta de forma de invertir hay una gran concentración de riesgos porque si el análisis es erróneo y el sector se comporta mal en el futuro lo más probable es que todas las acciones que componen el fondo, índice o cartera tengan un mal comportamiento.



Aspectos a tener en cuenta al diseñar o elegir una estrategia de inversión


El número de estrategias posibles es prácticamente infinito. Cada inversor puede diseñarse su propia estrategia, que puede ser totalmente original o una variante de otra ya conocida. Lo más importante es que la estrategia se adapte a las necesidades del inversor, su forma de pensar, su visión de la vida, etc. Es un gran error que sea el inversor el que se adapte a la estrategia y los resultados suelen ser bastante malos cuando así sucede. No existe una estrategia que sea la mejor para todo el mundo, sino muchas estrategias que son muy buenas para ciertos tipos de inversores.

Si un inversor está incomodo o nervioso con la estrategia que utiliza o no tiene muy claro por qué compra cuando compra o por qué vende cuando vende es que se ha equivocado al elegir la estrategia. Nunca debe elegirse una estrategia solamente porque sea muy rentable, ya que sólo será rentable para aquellos inversores que la entiendan, la sepan aplicar y estén a gusto con ella, no para los que se sientan incómodos, nerviosos y despistados al aplicarla.

Nunca se debe empezar a invertir sin haber elegido una estrategia (o varias) y tenerla clara. Este es uno de los principales errores que se suelen cometer al invertir en Bolsa y también es uno de los más importantes. Es como salir de viaje sin saber dónde se va, ni por cuánto tiempo, ni en qué dirección, ni para qué, etc.
Las acciones, los ETF's y los fondos de inversión tienen cada uno sus propias características y sus ventajas y desventajas respecto a las otras alternativas. Es imprescindible conocerlos para elegir unas estrategias u otras o elegir el producto con el que se realiza la estrategia elegida en los casos en que es posible realizarla con distintos productos. En la sección de Artículos de Bolsa encontrará gran cantidad de artículos con información útil respecto a estos temas.

En cualquier estrategia que implique venta de activos debe tenerse en cuanta el coste fiscal asociado a dichas ventas.
La diferencia entre los productos que pagan dividendos y los que no lo hacen es muy importante. No sólo por la posibilidad de disponer de una renta para cualquier destino que se le quiera dar sino porque son importantísimos a la hora de calcular la rentabilidad final. En caso de que no se necesite tener una renta de forma inmediata los dividendos pueden reinvertirse, lo cual aumenta en gran medida la rentabilidad total de la estrategia.

Para diseñar una estrategia es bueno estudiar el pasado y cómo se habría comportado dicha estrategia en todo tipo de circunstancias. Lógicamente debe comportarse bien en los buenos momentos porque sino no merece la pena utilizarla bajo ningún concepto, pero más importante aún es analizar su comportamiento en los peores momentos, que es donde una estrategia demuestra si realmente es sólida y sirve para ganar dinero.

Hay que tener claro que ninguna estrategia funciona bien el 100% del tiempo. Todas pasan por buenos y malos momentos. Lógicamente se trata de que en conjunto los buenos momentos superen a los malos. Pero no hay que caer en el error de cambiar constantemente de estrategia cada vez que a la que se está utilizando le llega un mal momento. La estrategia perfecta no existe y pretender encontrarla es un error que suele costar mucho dinero. A las estrategias de inversión también se les puede aplicar una conocida frase sobre los sistemas de trading; “Muchos traders se arruinan intentando convertir un buen sistema en un sistema perfecto”.































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